Sólo imagina el momento en que el leve crujido de la pista es la antesala de un sonido cálido, amplio y definido. Una experiencia que puedes vivirla sólo o en compañía, mientras disfrutas de un café solitario o compartes una cerveza con tus amigos. El vinilo gira y suena algún clásico que se niega a desaparecer y que ha quedado imperecederamente en la pasta del disco.
El primer sonido grabado fue la voz de Thomas Edison, capturada con un fonógrafo en 1877 recitando parte de la canción de cuna «Mary Had a Little Lamb». Diez años después, Emile Berliner creó el primer dispositivo que grababa y reproducía sonido utilizando un disco plano, el precursor del disco moderno. En el transcurso de las siguientes seis décadas, los vinilos y los tocadiscos se mejoraron y estandarizaron, y los discos de 33 y 45 RPM suplantaron a la mayoría de los otros formatos en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En la década de 1970, la tecnología de los tocadiscos había evolucionado hasta el punto en que ha cambiado poco en el medio siglo intermedio. En ese tiempo, las cintas de cassette iban y venían. Los CD iban y venían. Y los reproductores de MP3 fueron reemplazados por smartphones, al igual que las cámaras, los planificadores de bolsillo y nuestra vida social, más o menos.
En los últimos 5 años, se ha observado el interés de más de una generación por la adquisición de vinilos, lo que ha llevado a que los discos de vinilo físicos, hayan superado las ventas de CD. Y si bien podría pensarse que los nostálgicos Boomers o Gen X (aquellos nacidos entre 1965 y 1982) están detrás del renacimiento de los vinilos, las encuestas muestran que son los propios consumidores millennials los que han impulsado la tendencia al alza en las ventas de vinilos, pero eso es relativo dependiendo el país. En Chile, el auge de vinilo ha experimentado una creciente pendiente al alza desde la última década, sin embargo en los últimos 3 años ese crecimiento ha sido exponencial. Cada vez mas son las consultas por títulos de antaño en este noble formato.
La forma en que la mayoría de la gente escucha música ha cambiado. «Escuchas música cuando estás en la cafetería, en el auto, en el gimnasio, simplemente caminando por la calle a veces, la escuchamos en todas partes. En todas las tiendas a las que entramos lo escuchamos y consumimos más música que nunca, pero no de la misma manera. La capacidad de detenerse, sentarse y escuchar un álbum de principio a fin, es algo que siempre ha sido y siempre será relevante.
Es natural que cualquier generación piense que la tecnología de su tiempo será reemplazada por tecnología futura y se extinguirá. En gran parte, creo que ese es el caso, excepto con los discos de vinilo. Hay algo romántico en los discos, algo satisfactorio en abrir la carátula del álbum, ver la fantástica presentación del arte y estudiar las notas mientras escuchas el álbum. Aquella nostalgia por cada canción que te recuerda algún momento de tu infancia o adolescencia ha sido el catalizador de esta experiencia de regresar al modelo clásico de escucha. Eso es algo que los archivos digitales de hoy simplemente no pueden reemplazar, y es esa experiencia la que ha cautivado a un público que ha crecido notablemente en estos años.
No hay nada rápido en un vinilo. No como tomar el teléfono y abrir una canción en Spotify o Apple Music en cuestión de segundos, con un disco debes quitarlo de la funda, abrir la tapa del tocadiscos, colocar el disco de vinilo con cuidado, limpiarlo y posar la aguja sobre el surco. Le das play y esperas mientras ese cálido crujido es el prefacio de una grata experiencia: la música como actividad y no como telón de fondo. En definitiva un ritual auditivo que te invita a dedicarle tiempo a aquella obra que merece ser escuchada completa. En una época cada vez más frenética pero también cada vez más acorralada durante los días del distanciamiento social del coronavirus, ahora más que nunca la gente está adoptando este enfoque clásico de “escuchar” la música.
Y mientras que en el pasado, un tocadiscos podría haber parecido un artículo de lujo que incluso podría haber rayado en lo frívolo, no solo es una nueva apreciación de cómo escuchamos un vinilo, sino que, además, los tocadiscos de buena calidad ya sean vintage u ochenteros de segunda tienen un precio accesible para el consumidor medio.Te invitamos a revisar nuestra tienda virtual, encontraras todos aquellos clásicos que merecen escucharse en vinilo. Accede AQUI